Descripción
“Cuando perdemos el control sobre aquello a lo que prestamos atención, perdemos nuestra libertad. Requeridos de continuo por estímulos artificiales y huecos, ya no nos sentimos capaces siquiera de elegir a quién miramos, a qué dedicamos nuestro tiempo, nuestro cuidado. A cambio de nada, hemos perdido nuestro mayor tesoro: la realidad inmediata e infinita que nos rodea, los seres, los paisajes y las cosas que queremos. Lo concreto, lo cercano y lo vivo, todo ese mundo poblado y carnal que debería acompañarnos, escucharnos y hablarnos a cada paso, desaparece de nuestra vista, oculto tras las pantallas, en beneficio de espectros virtuales y fantasmas irreales. El espacio sagrado frente a nuestra mirada, nuestra alegría, ha quedado cegado. Distraídos en pamplinas, la realidad y la vida siguen esperándonos”.